Mi Primer Amor

El primer amor es el que no se olvida. Es inocente y puro. Aunque no llegue lejos, o aunque no termine bien, lo que uno recuerda del primer amor no es el final que dejó un corazón roto. El recuerdo que queda es ese sentimiento nuevo que a uno le tocó de manera diferente a todo lo que vivió hasta ahí.

Después está el primer “amor”, que todavía no es el amor adulto. Es el amor de niños. No sé si esto pasa a niños en general como me pasó a mi. No es tan común. Porque mi primer “amor” fue con una niña cuando tenia más o menos 6 años.

No recuerdo que los otros nenes hayan tenido “novias” a esa edad. Y digo novias porque en serio, el plan era casarnos! Los adultos veían nuestra relación como algo tierno e inocente.

Me “enamoré” unas cuantas veces más en los años siguientes. Esas experiencias influenciaron mis relaciones de adolescente, y después de adulto. Porque así es; uno va aprendiendo de cada experiencia hasta (idealmente) formar una relación madura.

No fue hasta los 26 años, que realmente entendí como ese proceso enamoramiento funcionó para mi. Como de la nada, mi perspectiva nublada se disipó. Me di cuenta de que mis relaciones románticas siempre terminaban en la nada (para mi). Si llegaba a estar de novios con alguien, el peso de la relación se me hacia tan pesado que encontraba alguna razón para romper la relación… quedando como amigos. Una vez amigos, yo estaba mucho más tranquilo.

Mi corazón no se rompía cuando una relación no funcionaba. Mas bien sentía culpa por el dolor de la otra persona cuando las cosas terminaban mal.

Y un día de Diciembre de repente lo entendí. Me di cuenta de que nunca había estado enamorado de nadie. Solo había seguido las normas sociales, intentando ser “normal”.

Mi intento de tener una relación con una mujer era sincero. Quería sentir esa conexión con alguien. Quería amar y ser amado. Quería lo que tenían mi mama y mi papa. Y algo mas: quería la confirmación de que yo era normal. Buena gente. Capaz de amar y de formar una familia.

En ese día en que todo se me aclaró de repente, recordé mi “primer amor”. Recordé a mi amiga con tanto cariño. Y me di cuenta de que a esa edad tenia puestos los lentes equivocados. Viví mi infancia con lentes heterosexuales. Eran los únicos lentes disponibles. Como mi vista no era clara, me pusieron esos lentes – los únicos que había en el mercado de interacciones sociales de mi comunidad.

Y una vez que me di cuenta de todo esto, pude hacer un nuevo viaje mental a los tiempos de mi niñez. Fue ahí que lo descubrí. Mi primer amor de verdad. Y si, ya se, no fue amor. Pero fue lo que sentimos a esa edad. Las maripositas, esas que no te dejan en paz. Era un chico muy lindo. Era el payaso del grado. Había varias nenas que le adoraban. Se mataban de la risa por cualquier pavada que decía.

Y yo? Yo tenía una ventaja. Como era nene, y a esa edad las nenas y los nenes no juegan juntos, pude acercarme de una manera especial. En ese tiempo yo no tenía idea de qué estaba haciendo. Mis reacciones eran naturales e intuitivas. Lo invite a jugar en casa. Creo que fui a la suya una vez. Recuerdo que estaba muy incómodo porque a pesar de tener tres hermanos, yo no sabia jugar con nenes! Creo que la pasamos bien igual. No recuerdo mucho, la verdad.

Lo que sí recuerdo fue que mi relación con este niño nunca llego a una verdadera amistad. Porque cuando él me decía algo, yo lo tentaba. Cuando él hacia algo prohibido, yo le contaba a la profe. Me imagino que se habra confundido tanto, sin saber que onda conmigo.

Pero ese día en que todo se me aclaró, entendí. Simplemente sentí lo que todos sentimos a cierta edad. Pero nadie me enseñó a manejarlo. Mis lentes heterosexuales me decían que quería ser su amigo. Pero mi mi pequeño corazón latía mas fuerte de lo que latía por mis amigos. Mi mente y mi corazón estaban en corto circuito.

Y así paso esa experiencia. En su momento la superé. Y creo que el pobre amigo se habrá cansado de mi. Aparte, él era super popular y yo no, así que jugar conmigo de seguro tenía su precio para él.

Hoy me acorde de esto porque en los últimos días lei varias opiniones de personas muy bien intencionadas que están intentando integrar su tolerancia y aceptación con su sentido de lo que esta bien y lo que esta mal. Están pensando en como criar a sus hijos de la mejor manera posible. Los quieren proteger de niños como el que fui yo.

Y no pienses que esas personas no existían cuando yo era niño. Yo recuerdo las miradas de los padres. No había nada que yo podía hacer, aparte de tratar de fingir. Quería caminar como nene, pero no me salía. Quería hablar más fuerte, pero mi voz no daba. Quería ser atlético como los nenes, pero me daba un terror la clase de educación física. Quería que me guste mirar fútbol pero después de diez minutos me aburría y me transportaba mentalmente a un mundo diferente.

“Yo soy tolerante” dicen. Y de ninguna manera los acuso de malas intensiones. Pero cuando dicen, “dejemos a los niños ser niños y después que decidan su sexualidad de adultos” me entristece esa manera tan limitada de ver la sexualidad.

Si pudiera cambiar algo, me gustaría sacar la palabra “sexual” de orientación sexual. O si no, quisiera expandir el significado de la sexualidad. A los 6 años de edad, yo no tenia ni necesitaba el concepto del sexo. Esos lentes son para más tarde. Pero mi orientación sexual ya estaba. Y esas maneras tan sutiles de comunicarla fueron recibidas por mi entorno con rechazo.

La orientación sexual es mucho más profunda que un simple acto. Es algo que uno ES. Yo no tuve ningún mal ejemplo que me guió en mi orientación. Fui como fui desde que pude decir mi primera palabra. No me enseñaron esa “opción”. Mis padres eran (y siguen siendo) heterosexuales. Nunca fui abusado (aunque en la terapia cristiana de “reparación de orientación sexual” me quisieron convencer de que sí).

La orientation sexual no es una decision. No es una opción. Es algo muy, muy dentro de uno. Y cuando lo rechazas en alguien, no rechazas un comportamiento – rechazas a la persona.

Así que los que quieren comparar el ser gay con ser ladrón o asesino o cuantas cosas ya me dijeron… están armando su argumento sobre un fundamento erróneo. Una falacia, diría Tobias (perdón, no pude evitar la referencia).

Y, por Dios, cuando comparan a la homosexualidad con una enfermedad… Lo único que puedo decirles es que la organización Exodus International, la organización cristiana de “ex-gays” mas grande del mundo cerró sus puertas hace unos años, admitiendo que nunca lograron cambiar la orientación de nadie. Porque ser homosexual no se cura. No es un mal. Si ni ellos pudieron, como seguimos pensando que es posible?

Mi deseo es que podamos expandir el concepto de orientación sexual. Que dejemos de pensar en sexo. Y veamos a la persona completa con sus gustos, sus sueños y peculiaridades que le hacen único entre sus amigos. Que importa si juega con autitos o con muñecas? Si le gusta el azul o el rosado?

Si reducimos la orientación sexual al sexo… que hacemos con ese nene cuando esta jugando en la escuela? Como nutrimos las etapas del desarrollo de este niño que tiene necesidades sociales diferentes?

Te preocupa la salud mental de los niños? Todos los niños o solo algunos?

Que pasaría si permitiéramos a cada niño y niña usar el anteojo que le corresponda? Si la minoría no fuera obligada a usar un lente que no le queda, y que a la larga destruye sus vida?

Un mensaje para Tobias Wiens

(Este post se refiere a unos videos que una persona llamada Tobias Wiens posteo hace unos dias. No quise repostar sus videos para no darle cuerda. Los screenshots estan para mostrar a qué me refiero en el texto)

«No les tenemos miedo» dice el video de Tobias Wiens. Pero yo sí le tengo miedo. Es mas, yo le tuve miedo a él desde que fui pequeño. Cuando jugaba en el Kinder con mis primas, recuerdo que teníamos dos Barbies con vestidos rosados. Nos turnábamos para jugar entre los tres.

Primer video, donde Tobias expresa que va a luchar en contra de los derechos LGBT para proteger a su hija. Hoy ese video fue visto mas de 100mil veces.

Pero ahi estaba Tobias. No era el mismo Tobias Wiens, pero el sentimiento era el mismo. Me arrancó la Barbie de entre las manos y la tiró al suelo. Se puso a cantar, tentando «Neeena, neeeena, neeeena» y se fue corriendo.

Le tuve miedo a niños como Tobias cuando en la escuela primaria un grupo de niños mayores me rodearon y me tentaron. Les tenía miedo cuando me hacían jugar al futbol, y se burlaban de mi.

Después de adolescente descubrí la atracción sexual que se siente a esa edad. Pero por miedo a Tobias, me callé. Es más. Le escuché y le presté atención. Deduje de sus teorías que yo era un degenerado. Que me merecía… nada. Que no valía nada.

Fue un Tobias Wiens que sin saber que yo era gay, me dijo que quería meter a todos los «putos» en un edificio y quemarlos vivos. También fue un Tobias, con su Biblia en mano, el que me dijo que todos los homosexuales eran violadores y desviados sexuales. Y yo, mas que nunca, decidí quedarme callado.

Pero no podía cambiar quien era. Decidí tomar coraje y buscar ayuda. Fui junto a un pastor. No sabía que el pastor también era un Tobias. Me dijo que Dios me amaba. Que deje de pecar, y que la culpa era mía. Mi atracción hacia otros chicos era algo que debía controlar. Y si no lo lograba, que ore con más fervor. Por que “la paga del pecado es muerte”. Y así el Pastor Tobias me mostró la salida de su oficina y nunca mas me habló al respecto.

Hubo muchos Tobias en mi vida. Y todavía los hay. Son la razón por la que no agarro la mano de mi marido en público. No nos damos ni beso en la mejilla cuando estamos en la calle. Porque si Tobias se ofende, podríamos ser víctimas como muchos otros ya lo fueron.

En honor a Dios, la moral, y cuantas otras razones, los Tobias defienden su derecho a discriminar. Dicen palabras que lastiman, pero las dicen como si fueran ellos las víctimas.

«La mayoría silenciada» dice el título del video de Tobias. Ah, si? Me gustaría escuchar más de cerca los relatos de como Tobias fue silenciado de niño cuando no pudo jugar con el juguete que más le gustaba porque otros niños se ofendieron.

Segundo video, donde Tobias se expresa sobre la injusticia de cómo las personas a las que él decidio atacar respondieron.

Desde que Tobias sacó ese video donde se expresa como víctima de que todos los LGBT están tratando de destruir a su familia en particular, me gustaría saber si lo echaron del trabajo. Cuando Tobias se salió del closet con su opinión, lo echaron de su familia? De su iglesia? Su comunidad? Porque eso pasa a diario cuando las personas LGBT se muestran honestamente.

Lo que Tobías ve como un “ataque” es que alguien se exprese de manera distinta a el. Que alguien no comparta su opinión, o peor, que alguien lo INSULTE! Pero aunque lo insulten, dice que no lo van a silenciar.

Quisiera saber, en que momento se sintió silenciado, exactamente? Por que según entiendo sigue hablando. No se tuvo que escapar. No se mudó a otro país. No le dio depresión. No intentó suicidarse.

Si, Tobias, quizás no lo sepas, pero esas personas de quienes hablás en tus videos… esos que te “quieren silenciar”, intentan el suicidio 400% mas que que el resto. A no ser que reciban aceptación. Entonces ese numero baja drásticamente. Porque la homosexualidad no causa dolor. Son los Tobias de este mundo que lo causan a las personas LGBT.

Tobias, entiendo que te afectaron las terribles cosas que se dijo en la sección de los comentarios de tus videos. Nada justifica esos mensajes violentos. Pero escucho tu reacción y me dan ganas de preguntar… fue la primera vez que te pasa eso?

A nosotros nos dicen ese tipo de cosas TODO EL TIEMPO. Evitamos leer esas secciones de comentarios para mantener nuestra salud mental. Pero sabes que? A nosotros nos lo dijeron nuestros amigos, nuestros familiares, la gente que mas amamos. Sin embargo vos… todo bien con tu circulo, verdad? Sos como una celebridad para ellos! Te están aplaudiendo!

A vos se te ocurrió un mensaje y tranquilamente lo alzaste a twitter (o FB o que se donde). Nosotros nos pasamos años en el closet. Por miedo. Cuando por fin logramos juntar las fuerzas para hablar, nos pasamos tanto tiempo pensando y pensando como decirlo para que no nos rechacen, o cosas nos hagan cosas peores…

Si, Tobias. Aunque yo quiera que siempre se me vea fuerte, la verdad es esta: Te tengo miedo. Porque vos, con esa cara de enojado y esos ojos casi rabiosos, podrías ser esa persona que siempre temí que me garrotearía en la calle. Solo porque YO no vivo de acuerdo a TU religión.

Y vos no estas para conversar, ni aprender. Sacás el pecho y te mostrás el fuerte. Invencible. Pero víctima al mismo tiempo.

Te cuento un secreto. Yo no soy invencible. Mas de 10 años fuera del closet. Casi 10 años con mi marido. Como vos, somos padres de una niña que va a cambiar el mundo. Pero igual, a pesar de todo lo que tengo, y a pesar de que voy a seguir luchando… miro tu video y me das mucho, mucho miedo. Vos. Y todos los demás Tobias a quienes les alentás de esta manera.